viernes, 10 de octubre de 2008

... Ahogada en el silencio


Estoy aquí, hundida en el silencio, sólo la lluvia me acompaña, sin embargo las gotas que caen lo que me dicen es un adiós. No me doy por vencida, pero ahogada estoy en mi silencio. Gracia que no desecho, gracia que permanece viva en mi corazón. La libertad humana engrandece el dolor del alma cuando decimos adiós a las cosas benevolentes que el pasado nos regaló.

Adiós siniestro, agradecido y no humillado, un adiós manifiesta que algo nuevo vendrá. Hoy no hablo de un corazón herido, mas no obstante en medio de este silencio tengo un victorioso corazón por poseer fuerza interna, aunque la faceta de dolor externo se manifieste en mi. Sí hablamos de fuerza hacemos un espacio referente a que recibimos la fuerza de Dios, y directamente de su amor.

"No estás deprimido, estás desocupado" Es algo que aplica mucho a este texto que tiene una soltura autocrítica. ¿Por qué desocupados? No estamos deprimidos, lo que sucede es que el alma está separada del cuerpo, y la mentalidad que absorbe este pensamiento está en constante dolor, pero sin embargo nunca estamos deprimidos, sino desocupados, hasta en la época de la Aristocracia afirmaba que no existía dolor humano, sino masoquismo, el cual se enlaza con el "no estás deprimido, estás desocupado"

Para finalizar, si le aplicamos relación al título del texto con este aporte, hablamos que en dicho escrito se refleja como se hunde un corazón bajo la lluvia - exclamando un adiós.

"Si la vida te da 1000 razone para llorar, demuestra que tienes 1001 razones para reír"
*** Sólo en el silencio lo que es, surge.

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